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Su peligrosidad depende fundamentalmente de su estado físico (sólido, líquido o gas) y en cada uno de estos estados, de otros aspectos ligados a sus propiedades físico – químicas, su grado de división o fragmentación, etc.
En el caso de combustibles sólidos su grado de fragmentación es fundamental ya que a mayor división se precisa de menor energía (en intensidad y duración) para iniciar la combustión. Para líquidos y gases inflamables son la concentración combustible – aire precisa para la ignición (límite inferior de inflamabilidad) y la energía de activación necesaria (energía mínima de ignición) para que se produzca la reacción de combustión; siendo, además, asimismo un parámetro fundamental para los líquidos, la temperatura mínima a la que el combustible emite vapores suficientes para que se forme la mezcla inflamable (temperatura de inflamación o «flash point»).
Para el control del combustible, algunos aspectos que se deben de tener en cuenta son los siguientes:
Los focos de ignición aportan la energía de activación necesaria para que se produzca la reacción. Estos focos de ignición son de distinta naturaleza; pudiendo ser de origen térmico, mecánico, eléctrico y químico.
Para los focos térmicos los factores a tener en cuenta son los siguientes:
En el caso de los focos eléctricos debe tenerse en cuenta:
Para los focos mecánicos deben considerarse:
Finalmente, paras los focos químicos han de contemplarse: